Al amparo de la palabra: Homenaje a Cristina Blanco Outón. Creación literaria e investigadora

Cristina Blanco Outón (1964-2004), doctora en Filología Inglesa con Premio Extraordinario por la Universidad de Santiago de Compostela, se distinguió tanto por la calidad de du docencia como por el rigor de su labor investigadora. Su compromiso con la institución en la que se formó y en la que desarrolló su labor académica queda patente también en las tareas de gestión que desempeñó para la misma, primero en calidad de Secretaria Académica del Departamento de Filología Inglesa (1995-2000) y, posteriormente, como Asesora del Rector para Comunicación y Proyección Exterior (2002-2003).
Las inquietudes sociales y artísticas de la joven humanista la guiaron hacia El Correo Gallego, periódico en el cual publicó varios relatos, escribió artículos de opinión, y para el que realizó numerosas entrevistas a mujeres representativas de la sociedad gallega. En esta línea de trabajo, una faceta digna de destacar en Cristina Blanco Outón era su capacidad creativa. Escribió y publicó una serie de relatos cortos, algunos de los cuales se incluyen en este libro homenaje. De hecho, el relato corto fue objeto de su atención tanto académica como creativa durante toda su trayectoria profesional. En esta última faceta, la de investigadora, Cristina centró su estudio en el análisis de la narrativa breve faulkneriana. Lejos de considerarlo una práctica menor o un ejercicio de aprendiz previo a la elaboración de la extensa y contundente novela, la investigadora vio en el relato breve un reto que sólo los mejores pueden afrontar con éxito, donde no hay espacio para lo superfluo, sonde se ha de sugerir todo lo que no se puede explicitar, donde es crucial saber elegir el rasgo definitorio de un personaje, y donde lectores y lectoras asumen un papel de co-autoría al suministrar toda la información adicional que necesariamente se omite en el texto escrito.
Cristina falleció el 14 de febrero de 2004 en Santiago de Compostela, tras hacer frente a la enfermedad con el mismo coraje y dignidad que había empleado en todos y cada uno de los aspectos de su corta pero, sin duda, fructífera vida.